
¿Cómo promover una acción concertada para calibrar las capacidades del transporte público?
Sobre nuestra movilidad, en esta nueva fase de recuperación de la actividad productiva y retorno a nuestras relaciones sociales, y principalmente sobre el servicio de transporte público, columna vertebral de dicho sistema, vendrá a recaer una enorme responsabilidad que va a necesitar del apoyo y aliento de todos, tal como venimos haciendo desde el primer momento con nuestro sistema público de salud. Ambos son pilares de nuestra comunidad y de nuestra cohesión social, de los que sentirnos orgullosos y por los que preocuparnos.
El problema al que nos enfrentamos es la sustitución masiva – aunque desigual – del transporte público por el coche. Es necesario reconocer el desafío al que nos enfrentamos con la reactivación de las actividades en las ciudades.
En primer lugar y de manera más evidente, si quien antes usaba el transporte público prefiere sustituirlo por el vehículo privado, el aire limpio que empezábamos a disfrutar en muchas ciudades antes contaminadas desaparecerá muy pronto, afectando a la salud y a la esperanza de vida de los ciudadanos.
En segundo lugar, este aumento del coste de viajar en transporte público puede agravar las consecuencias de la crisis económica a la que ya nos enfrentamos. Sin transporte público muchos pierden la capacidad de acceder a su puesto de trabajo. Este vínculo entre transporte público y acceso al empleo puede tener consecuencias nefastas para la reactivación económica y la desigualdad.
En tercer lugar, la caída generalizada en el uso transporte público está impactando ya en los ingresos de las empresas públicas de transporte, agravando aún más la crisis fiscal que vendrá con la resaca de la crisis sanitaria. Si a esto le añadimos el incremento de costes que tendrá redoblar las labores de limpieza y desinfección de los vehículos, cuadrar las cuentas del transporte público va a ser una tarea casi imposible.
El sistema sanitario fue el elemento central de respuesta al golpe sanitario del virus. Ahora, el sistema de movilidad urbana es sostén clave de nuestra respuesta a la crisis económica. Que lo soporte depende de algunas medidas para las que se requiere la colaboración entre organizaciones del ámbito privado, público y social. Los incentivos de muchos actores están más alineados que nunca, porque esto ya no es una cuestión sólo medioambiental, o sólo social, o sólo económica y de activación del empleo.
Tras el merecido aplauso a nuestros sanitarios, toca aplaudir a nuestros trabajadores de la movilidad, porque mantener a flote nuestro transporte público es una exigencia vital. Nuestra salud – ambiental, física, económica y social – depende de ello.
La iniciativa “Nos movemos. Nos cuidamos” puesta en marcha por el Ayuntamiento de Madrid, la Comunidad de Madrid y el Día Después promueve la adhesión de empresas, organizaciones sociales y entidades públicas para que, a través del mantenimiento de medidas implementadas durante lo más duro de la pandemia como el teletrabajo y la flexibilidad horaria, conseguir un uso más eficaz y eficiente del transporte público que permita retornar a los niveles de uso anteriores a la crisis sanitaria, y revertir los efectos negativos del regreso al uso masivo del vehículo privado fundamentalmente con baja ocupación.
Equipo
ANTONIO
LUCIO
FERNANDO
FERNÁNDEZ-MONGE
RAQUEL
FERNÁNDEZ BENITO
VÍCTOR
CRESPO
JAVIER
MAZORRA

















Con el apoyo de la: Conferencia de Rectores de las Universidades Públicas de Madrid (CRUMA)