Cuando ciencia y acción humanitaria se alían, se salvan más vidas

El pasado viernes 5 de junio, a la hora audaz de las 4 de la tarde, más de 300 personas asistieron a la conferencia temática convocada por la incubadora de alianzas transformadoras El Día Después será… sobre modelos de predicción de riesgos aplicados a la acción humanitaria. El taller fue convocado por IS Global y dos de las comunidades de trabajo de la alianza: Cooperación y Gobernanza Global, y Medioambiente y Salud, y contó con el apoyo del Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación.

Leire Pajín, Coordinadora de la Comunidad de Cooperación y Gobernanza Global, introdujo la sesión recordando que la “la pandemia del COVID-19 ha puesto en evidencia el rol fundamental que tiene la ciencia en el desarrollo sostenible y en la gestión de emergencias”. Y recalcó además la necesidad de una mayor conexión entre dos mundos (ciencia y acción humanitaria) que no siempre trabajan juntos y que, muchas veces, hablan idiomas diferentes.

Expertos humanitarios y científicos se unen para valorar cómo los modelos de predicción de riesgos pueden incidir en intervenciones humanitarias más eficaces.

Dos claves para una mejor respuesta humanitaria: extraer aprendizajes y predecir con modelos científicos los efectos del desastre

El taller se desarrolló en dos partes con dinámicas distintas. En la primera, moderada por Leire Pajín, se discutió el papel de la ciencia y los modelos de predicción de los efectos del cambio climático en la vida de las personas. Ugo Blanco, representante adjunto del PNUD para Barbados y el Caribe Oriental; Manuel Sánchez Montero, director de Incidencia en Acción contra el Hambre y Belén Benito, catedrática de Geofísica en la UPM y experta en riesgo sísmico introdujeron el debate, exponiendo las principales necesidades a las que tanto la acción humanitaria como la ciencia deben dar respuesta a la hora de desarrollar su trabajo conjuntamente.

Así mismo, la directora general de Médicos Sin Fronteras (MSF-España), Marta Cañas, el director de Cooperación Internacional y Acción Humanitaria de Save the Children-España, David del Campo y el jefe del Programa de Clima y Salud en ISGlobal, Xavier Rodó, dialogaron a partir de la presentación de este último sobre modelos epidemiológicos basados en información climática que pueden ser útiles en la respuesta humanitaria.

Así, la presentación técnica de diversos modelos de predicción por parte de Xavier Rodó se vio complementada con la experiencia sobre el terreno de Médicos Sin Fronteras y Save the Children.

En este diálogo, los panelistas también respondieron a algunas de las preguntas formuladas por el público, relativas a la hoja de ruta que los ODS aportan para la gestión de las emergencias, así como  la utilidad de contar con una plataforma multiactor como la de El Día Después que construya lenguajes comunes y facilite la conexión entre la producción científica, los espacios de la acción y la toma de decisiones.

La segunda parte, moderada por Marta Ares Godoy, Responsable de Desarrollo Sostenible y Programa Social de la Fundación Iberdrola, fue planteada como un espacio de «Innovacción», con una dinámica de co-creación en la que con la ayuda del ilustrador Sergi Moreso se fueron mostrando los resultados de la encuesta realizada previamente a los asistentes del evento, que fue comentada por los panelistas Javier Mazorra,  representante de la Alianza Shire y especialista en acceso a la energía en países en desarrollo; y, Miguel Luengo-Oroz, director científico de Global Pulse – NNUU y responsable de iniciativas como Malaria Spot.

Leire Pajín concluyó al final del encuentro que contamos con la tecnología y ciencia suficiente para paliar los peores efectos de los desastres. Lo que podemos hacer es conectarlo con quienes tienen el problema e implementan las respuestas requeridas, una misión muy oportuna para plataformas como la de El Día Después será…

Los panelistas compartieron experiencias concretas que mostraban tanto lo que se podía ofrecer desde el ámbito científico como desde la implementación en el terreno humanitario. Resumimos aquí algunas de las cuestiones y respuestas planteadas.

¿Qué papel  puede jugar la ciencia y el conocimiento, en la predicción de los efectos del cambio climático y en la vida de las personas?

Para Ugo Blanco, la Ciencia y la acción humanitaria siguen hablando idiomas muy distintos y no siempre trabajan en tiempos parecidos. La innovación siempre encuentra retos y resistencias que no necesariamente están en el ADN de las organizaciones a cargo de dar respuestas a las emergencias.

Manuel Sánchez Montero rescató la necesidad de un abordaje multidisciplinar en el análisis y aplicación de riesgos, incluyendo datos no cuantitativos y cualitativos, para entender las causas y efectos de los problemas.

 

¿Cómo se pueden optimizar los resultados de  la investigación científica en las acciones humanitarias?

Belén Benito sostuvo que la investigación y la acción humanitaria deben relacionarse e interactuar. La investigación no debe quedarse en artículos científicos “porque esos artículos no salvan vidas”, sino las acciones que aplican los conocimientos de la ciencia. De ahí la importancia de contar con una cadena integrada desde los investigadores a los tomadores de decisiones, y una transferencia de resultados obtenidos hacia la sociedad. Recalcó también la dificultad que se tiene desde el sector científico en convencer a los políticos sobre la necesidad e importancia de la prevención, para la cual consideró de gran importancia el trabajo desde plataformas como la de El Día Después será.

Hace falta que los hallazgos de la ciencia lleguen a influir en los tomadores de decisiones y no quedarse en papers.

Marta Cañas, de MSF, recalcó la utilidad de los modelos y herramientas para la predicción de brotes virales o desastres naturales, que pese a sus limitaciones, permiten reducir el riesgo e incertidumbre para la toma de decisiones en contextos de emergencia y así salvar más vidas. Dio el ejemplo de la plaga de langostas que actualmente afecta al cuerno de África, con implicaciones ambientales, sanitarias, sociales y políticas de una magnitud muy pocas veces vista.  Este tipo de contextos impone un desafío constante al que la ciencia puede responder de manera más próxima e integradora.

¿Por dónde empezar para que las organizaciones humanitarias incorporen al sector científico en sus trabajos de predicción?

La propuesta de planes de acción que trasciendan de lo teórico a lo práctico es clave para que los actores que trabajan en  terreno pongan en práctica las investigaciones científicas, como recalcó Ugo Blanco.  En este sentido, Xavier Rodó apuntó la necesidad de apoyo de otros sectores, para facilitar la comunicación y traslado del conocimiento desde el sector científico a los centros de toma de decisiones y a las organizaciones humanitarias que tienen mayor capacidad de acción a nivel local. Rodó expuso varios de los proyectos desarrollados por el área de  investigación de Clima y Salud de ISGlobal y que tienen implicaciones positivas para la acción humanitaria.

La acción humanitaria requiere de innovación científica adaptable a zonas de desastres. Y suele necesitarla en tiempo récord.

¿Cómo facilitar una cultura de trabajo conjunta entre la ciencia y la acción humanitaria?

Según se pudo ver en las respuestas al cuestionario propuesto a los asistentes, la dificultad más relevante a la hora de trabajar juntos está en el uso de lenguajes distintos, lo que frena la capacidad de alinear conceptos y objetivos comunes. Por ello, contar con gente y alianzas que trabajen en hacer realidad estas conexiones entre el mundo de la ciencia y de la acción humanitaria, de manera estable y a largo plazo, es un aspecto clave para Javier Mazorra, quien señaló que “la mayoría de las investigaciones no se vuelven operacionales porque faltan traductores de ciencia a implementación”. Miguel Luengo-Oroz apuntó que “faltan científicos con experiencia en terreno y así mismo, expertos humanitarios con tiempo para trabajar con la innovación científica”. Los incentivos son importantes para motivar esa conexión, pero el mejor de ellos es cuando una necesidad humanitaria plantea un desafío científico que exige una respuesta aplicable.

Además de resaltar las alianzas público-privadas, ambos expertos apuntaron la necesidad de superar el modelo de subvenciones e impulsar plataformas o alianzas multiactor en la búsqueda de sinergias en torno al ODS17, que movilicen inteligencia y todas las capacidades y ofrezcan estabilidad para el trabajo a largo plazo al consolidar equipos multidisciplinares.

Además de las preguntas suscitadas en el diálogo y las que se compartieron desde el público, el ilustrador Sergi Moreso fue completando en vivo un resumen gráfico de las respuestas del público a la encuesta previa sobre los obstáculos entre la ciencia y la acción humanitaria, así como de las respuestas dadas por los panelistas.

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Información climática y previsión de riesgos

Xavier Rodó, jefe del Programa de Clima y Salud en IS Global, desarrolló durante el encuentro una presentación técnica sobre la Integración de la información climática para la previsión de riesgos, con ejemplos de aplicaciones reales y de posibles usos futuros.

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