El pasado 3 de noviembre, desde la comunidad de «Transformación de las ciudades» de El Día Después organizamos el primero de un ciclo de talleres multiactor centrados en cómo aprovechar los entornos escolares, su capilaridad en las ciudades y su valor educativo y vecinal como ejes para impulsar la regeneración y la transformación urbana de las ciudades españolas.

¿Por qué los entornos escolares?
Hacer de nuestras ciudades espacios más saludables, resilientes y sostenibles es un objetivo con el cual es relativamente fácil estar de acuerdo. Cómo lograrlo a partir de las estructuras existentes en las ciudades -que conforman el perímetro del campo de juego- es, quizás, una cuestión distinta.
Desde El Día Después creemos que los entornos escolares suponen una muy buena oportunidad en este sentido: la demanda social para adecuar estos espacios al conocimiento y retos del siglo XXI, unido a su distribución y espacio disponible, hacen de ellos una oportunidad única para multiplicar acciones y entrenar las capacidades necesarias para enfrentar los retos urbanos actuales.
Además, son un punto estratégico de intervención y suponen un espacio de equidad tanto a nivel de salud, social como territorial: a fin de cuentas, en todos los barrios hay escuelas, por lo cual, si se interviene desde los entornos escolares, se da la oportunidad no solamente a los niños y niñas, sino también a la comunidad, de recibir los beneficios, recuperando y potenciando la conexión entre estos espacios públicos y el resto de la ciudad.
¿Cómo hacer de los entornos escolares un vector de transformación urbana? Un enfoque participativo
El reto de partida es asegurar que las escuelas sean un gran recurso no solo educativo y de crecimiento de la infancia, sino también de bienestar y salud para toda la comunidad.
Para ello, sin duda la participación de todos los actores relevantes (la ciudadanía, la comunidad educativa, las familias, los niños y niñas y de la comunidad científica) en la identificación de necesidades y la co-creación de soluciones que mejoren el bienestar y la salud en la ciudad y sus entornos escolares requiere de voluntad y compromiso por parte de las administraciones y de diferentes sectores.
Es por eso que, desde El Día Después, proponemos una serie de diálogos multiactor orientados a la acción: para co-diseñar estrategias que se adapten al contexto español y que aglutinen a los actores del sector público, privado y tercer sector, dentro del ámbito de acción de los entornos escolares.
Resultados del primer taller sobre entornos escolares saludables y resilientes
En el primer taller del ciclo, el pasado 3 de noviembre, participaron no solo representantes de diferentes ayuntamientos (Madrid, Sevilla, Valencia, Barcelona, Zaragoza, Vitoria-Gasteiz, Valladolid, Sabadell y León), sino también representantes del ámbito académico y de la investigación (CIEMAT, ISGlobal, itdUPM, etc); organizaciones sociales (como Unicef, Save the Children o Teachers for Future, por ejemplo); o empresas privadas, entre otros agentes.
En la primera parte, seis ciudades presentaron iniciativas inspiradoras de intervención en entornos escolares de las ciudades:
- El programa Protegim les escoles (Barcelona)
- El proyecto Itinerarios Escolares (Sevilla)
- El proyecto Equipamientos Urbanos, Resilientes e Inclusivos y adaptados al cambio climático (Madrid)
- La Agenda 2030 escolar (Vitoria-Gasteiz)
- El proyecto 50/50 (Valencia)
- El proyecto Pajarillos educa (Valladolid)
- La red de huertos escolares (Zaragoza)
Ya en la segunda parte, los participantes se dividieron en grupos de trabajo multiactor donde identificaron barreras y oportunidades en tres ámbitos: gobernanza y normativa; gestión y mantenimiento de los entornos escolares; y formación.
En la conversación sobre gobernanza y normativa, emergieron -entre otras- barreras culturales como los silos internos a los ayuntamientos; la falta de coordinación entre los diferentes niveles de la administración involucrados en la gestión de los entornos escolares (ayuntamientos, diputaciones, comunidades autónomas y Estado); o la dificultad para hacer procesos de participación masivos. Pero también se identificaron oportunidades como la posibilidad de utilizar los planes anuales de formación municipal para la creación de una cultura de trabajo diferente; o la creación de grupos de trabajo transversales, internos a cada ayuntamiento, para abordar problemáticas comunes a diferentes áreas de gobierno.
En el diálogo sobre gestión y mantenimiento, se plantearon -entre otras- barreras como la dificultad de acceso a las licitaciones en contextos más vulnerables; o el incremento de las superficies destinadas a las infraestructuras verdes en relación con el presupuesto de mantenimiento de estas. A la vez, se lograron identificar oportunidades como el fomento del diálogo entre quienes diseñan la intervención y quienes deben luego ocuparse de su sostenibilidad en el tiempo; o aprovechar los presupuestos participativos y fomentar un diseño más participativo incluyendo al tercer sector y entidades o colectivos más pequeños.
Finalmente, en la conversación sobre la formación, se pusieron de manifiesto barreras como la falta de aprendizaje cruzado a nivel de técnicos sobre nuevas iniciativas que se llevan a cabo en el resto del país, o la sobrecarga de trabajo que impide la prospección. Pero también se pudieron identificar oportunidades como apostar por los centros de educación ambiental que hay en cada ciudad para que puedan tener un rol más activo.
Tras este taller, que buscaba mapear qué están haciendo algunas ciudades españolas en el ámbito de los entornos escolares para aprender e indagar en posibilidades de intercambio de aprendizajes y replicabilidad, se elaborará un documento de buenas prácticas y herramientas para superar las barreras que impiden llevar a cabo estas iniciativas. Y, en el largo plazo, esperamos concebir y desarrollar una estrategia de intervención urbana en España mediante las escuelas y sus entornos.