Hacia un nuevo contrato social

Hacia un nuevo contrato social

Bajo el lema “Hacia un nuevo contrato social”, el 21 y 22 de octubre ha tenido lugar en Soria la segunda edición de los “Diálogos para el Día Después”. Una nueva ocasión para el encuentro presencial y el debate pausado en la que ponentes nacionales e internacionales y público de diversas procedencias e intereses han dialogado sobre cómo construir un nuevo contrato social, intergeneracional y territorial que garantice la justicia social e impulse la Agenda 2030.

Conducidas por la politóloga Cristina Monge y el periodista Juan Luis Cano, las dos jornadas se han organizado en torno a las cuatro dimensiones fundamentales del contrato social en las que El Día Después ha venido profundizando a lo largo del año a través de distintas conversaciones: su esencia, la necesidad de ampliar su perímetro, la integración en el mismo de la dimensión territorial y la perspectiva global.

El contrato: ¿de qué hablamos cuando hablamos de contrato social?

Bajo el lema “Hacia un nuevo contrato social”, el 21 y 22 de octubre ha tenido lugar en Soria la segunda edición de los “Diálogos para el Día Después”. Una nueva ocasión para el encuentro presencial y el debate pausado en la que ponentes nacionales e internacionales y público de diversas procedencias e intereses han dialogado sobre cómo construir un nuevo contrato social, intergeneracional y territorial que garantice la justicia social e impulse la Agenda 2030.

Conducidas por la politóloga Cristina Monge y el periodista Juan Luis Cano, las dos jornadas se han organizado en torno a las cuatro dimensiones fundamentales del contrato social en las que El Día Después ha venido profundizando a lo largo del año a través de distintas conversaciones: su esencia, la necesidad de ampliar su perímetro, la integración en el mismo de la dimensión territorial y la perspectiva global.

El contrato: ¿de qué hablamos cuando hablamos de contrato social?

Dos intensos diálogos han inaugurado el encuentro: el primero ha tenido lugar entre Antón Costas, presidente del Consejo Económico y Social, y Miquel Roca, abogado y uno de los siete ponentes que redactaron la Constitución de 1978. El segundo ha estado protagonizado por Sara de la Rica, directora de la Fundación ISEAK, y Lucía Velasco, investigadora del Instituto Europeo de Florencia.

Costas y Roca han abordado la construcción de un nuevo contrato social desde la preocupación por el incremento de las desigualdades. Costas ha incidido en la necesidad de plantear esta construcción desde “un compromiso de reciprocidad, de lo que los unos nos debemos a los otros” y ha señalado que, en su opinión, los dos grandes retos de la sociedad actual son la inclusión y el cambio climático. En cuanto al primer reto, Costas y Roca han coincidido en afirmar que afrontarlo requiere un compromiso político compartido que necesita contar con un fuerte componente institucional. “Hay que revalorizar las instituciones porque son necesarias para el nuevo contrato social, no se puede construir desde la espontaneidad”, ha manifestado Roca.

Al final de su diálogo, ambos ponentes han afirmado que es necesario trabajar desde el optimismo y que no es posible abordar situaciones complicadas creyendo que no se pueden resolver.

No puede haber ningún colectivo que afronte situaciones complicadas creyendo de entrada que no las puede resolver jamás.

– Miguel Roca

Ser pesimista, a la vez que listo, te puede llevar a ganar una cátedra de universidad o ser presidente de un banco central, pero no te puede llevar a construir algo nuevo.

– Antón Costas

A continuación, han tomado la palabra Sara de la Rica y Lucía Velasco, quienes se han referido también a los retos que el nuevo contrato social debe abordar, señalando entre ellos la inclusión efectiva de las personas migrantes, el reto demográfico, con la tensión intergeneracional que puede generar dentro de pocos años, el uso de la tecnología y la adaptación de la población a su uso, y el aprendizaje continuo.
Velasco ha introducido además el término contrato emocional, es decir, “cómo sentimos que nos va la vida”, y lo ha vinculado a los datos que indican que la infelicidad no para de crecer. En su opinión, “no estamos captando el estado emocional de una población que siente miedo hacia el futuro, y miedo a la tecnología y a sus consecuencias”.

En los procesos de cambio social hay que tener mucho cuidado con los periodos de transición. En desarrollos como el tecnológico, o regulamos las condiciones laborales que se generan o estaremos rompiendo el contrato social.

– Sara de la Rica

La infelicidad no para de crecer (…). Vivimos en una especie de ilusión meritocrática en la que aceptamos que, si todo el mundo quiere, puede. Y esto está haciendo muchísimo daño.

– Lucia Velasco

El primer bloque se ha cerrado con un diálogo dedicado al arte y la técnica de la colaboración en el que han intervenido Carlos Mataix, director del itdUPM, Luís Tadeu Assad, director presidente de IABS, Emma Rué, socia Gerente de Consultoría de Administraciones Públicas en Daleph, Gorka Espiau, director del Centro de Estudios Sociales y Políticos Agirre Lehendakaria, Beatriz Novales, directora de Programas e Incidencia de Oxfam Intermón y Mercedes Valcárcel, directora general de la Fundación Generation Spain.

El diálogo ha girado en torno a las oportunidades y dificultades que plantea la colaboración público-privada-social ante retos complejos que, si bien globalmente son los mismos, se aterrizan de forma diferente en cada contexto.

Entre las condiciones necesarias para que este tipo de alianzas funcionen, las y los participantes se han referido a la necesidad de más alianzas y más profundas, innovación, aunque “sea aburrida” (aplicada a aligerar los procesos burocráticos), sistemas de integridad fuertes, estructuras no convencionales que pueden convivir con las ya existentes, ya que unas y otras son necesarias dependiendo del tipo de problema a resolver, participación de la ciudadanía y voluntad de diálogo, que no tiene por qué significar acuerdo.

En el momento en que, en el diálogo, uno siente que puede expresar su opinión y que nadie está intentando convencerle para que la cambie, la naturaleza humana busca la conexión, busca respetar lo que hay de verdad en el discurso del otro y lo incorpora a su propia narrativa.

– Gorka Espiau

Dos intensos diálogos han inaugurado el encuentro: el primero ha tenido lugar entre Antón Costas, presidente del Consejo Económico y Social, y Miquel Roca, abogado y uno de los siete ponentes que redactaron la Constitución de 1978. El segundo ha estado protagonizado por Sara de la Rica, directora de la Fundación ISEAK, y Lucía Velasco, investigadora del Instituto Europeo de Florencia.

Costas y Roca han abordado la construcción de un nuevo contrato social desde la preocupación por el incremento de las desigualdades. Costas ha incidido en la necesidad de plantear esta construcción desde “un compromiso de reciprocidad, de lo que los unos nos debemos a los otros” y ha señalado que, en su opinión, los dos grandes retos de la sociedad actual son la inclusión y el cambio climático. En cuanto al primer reto, Costas y Roca han coincidido en afirmar que afrontarlo requiere un compromiso político compartido que necesita contar con un fuerte componente institucional. “Hay que revalorizar las instituciones porque son necesarias para el nuevo contrato social, no se puede construir desde la espontaneidad”, ha manifestado Roca.

Al final de su diálogo, ambos ponentes han afirmado que es necesario trabajar desde el optimismo y que no es posible abordar situaciones complicadas creyendo que no se pueden resolver.

No puede haber ningún colectivo que afronte situaciones complicadas creyendo de entrada que no las puede resolver jamás.

– Miguel Roca

Ser pesimista, a la vez que listo, te puede llevar a ganar una cátedra de universidad o ser presidente de un banco central, pero no te puede llevar a construir algo nuevo.

– Antón Costas

A continuación, han tomado la palabra Sara de la Rica y Lucía Velasco, quienes se han referido también a los retos que el nuevo contrato social debe abordar, señalando entre ellos la inclusión efectiva de las personas migrantes, el reto demográfico, con la tensión intergeneracional que puede generar dentro de pocos años, el uso de la tecnología y la adaptación de la población a su uso, y el aprendizaje continuo.
Velasco ha introducido además el término contrato emocional, es decir, “cómo sentimos que nos va la vida”, y lo ha vinculado a los datos que indican que la infelicidad no para de crecer. En su opinión, “no estamos captando el estado emocional de una población que siente miedo hacia el futuro, y miedo a la tecnología y a sus consecuencias”.

En los procesos de cambio social hay que tener mucho cuidado con los periodos de transición. En desarrollos como el tecnológico, o regulamos las condiciones laborales que se generan o estaremos rompiendo el contrato social.

– Sara de la Rica

La infelicidad no para de crecer (…). Vivimos en una especie de ilusión meritocrática en la que aceptamos que, si todo el mundo quiere, puede. Y esto está haciendo muchísimo daño.

– Lucia Velasco

El primer bloque se ha cerrado con un diálogo dedicado al arte y la técnica de la colaboración en el que han intervenido Carlos Mataix, director del itdUPM, Luís Tadeu Assad, director presidente de IABS, Emma Rué, socia Gerente de Consultoría de Administraciones Públicas en Daleph, Gorka Espiau, director del Centro de Estudios Sociales y Políticos Agirre Lehendakaria, Beatriz Novales, directora de Programas e Incidencia de Oxfam Intermón y Mercedes Valcárcel, directora general de la Fundación Generation Spain.

El diálogo ha girado en torno a las oportunidades y dificultades que plantea la colaboración público-privada-social ante retos complejos que, si bien globalmente son los mismos, se aterrizan de forma diferente en cada contexto.

Entre las condiciones necesarias para que este tipo de alianzas funcionen, las y los participantes se han referido a la necesidad de más alianzas y más profundas, innovación, aunque “sea aburrida” (aplicada a aligerar los procesos burocráticos), sistemas de integridad fuertes, estructuras no convencionales que pueden convivir con las ya existentes, ya que unas y otras son necesarias dependiendo del tipo de problema a resolver, participación de la ciudadanía y voluntad de diálogo, que no tiene por qué significar acuerdo.

En el momento en que, en el diálogo, uno siente que puede expresar su opinión y que nadie está intentando convencerle para que la cambie, la naturaleza humana busca la conexión, busca respetar lo que hay de verdad en el discurso del otro y lo incorpora a su propia narrativa.

– Gorka Espiau

El contrato inclusivo

El abordaje de este segundo bloque, dirigido a profundizar en la necesidad de diseñar un contrato inclusivo, que no deje a nadie atrás, ha contado con una introducción a cargo del economista José Moisés Martín, quien ha subrayado la importancia de incorporar en el contrato social a todos los actores a los que implica, considerándolos interlocutores válidos: “si no están representados en el concurso de intereses que tenemos que pactar en el nuevo contrato social este va a ser cojo, insuficiente e insostenible”.

Tras dichas consideraciones preliminares, han participado en el diálogo Ricardo Ibarra, de la Plataforma de Infancia, Catalina Perazzo de Save de Children, Ximena Zambrana, miembro de Regularización Ya, Joan Coscubiela, director de la Escuela de Trabajo de CC.OO., el exsecretario de Estado de Empleo Juan Pablo Riesgo, y Lola García, joven representante del Consejo Crítico de El Día Después. El debate ha girado en torno a dos grandes colectivos que actualmente se han quedado fuera del contrato social imperante: los menores y las personas migrantes. Con respecto a los primeros, en el diálogo se ha destacado la gravedad de la pobreza infantil en España, que afecta a un tercio de la población y, sin embargo, debido a la falta de voz de sus protagonistas, no recibe la atención mediática y social que debería, acorde con su gravedad. En este sentido, durante el diálogo se ha recordado que los niños y niñas no son objetos de protección sino sujetos de derechos.

Al hablar de las personas migrantes, se ha denunciado la situación de todas aquellas personas para las que ciudadanía y nacionalidad no coinciden. En la conversación se ha señalado la importancia que el trabajo tiene para poder transitar hacia una integración efectiva, pero también la importancia de reforzar los espacios de ciudadanía social (ocio, deporte, cultura, participación social) en los que se favorece la convivencia inclusiva.

Para poder construir un contrato social y una sociedad inclusiva, tenemos que hablar de un grupo de la sociedad que vivimos todos los días, estamos aquí y somos parte de todo esto y no tenemos forma de participar de la toma de decisiones, ni siquiera de las decisiones de política pública que nos afectan directamente.

– Ximena Zambrana

El contrato inclusivo

El abordaje de este segundo bloque, dirigido a profundizar en la necesidad de diseñar un contrato inclusivo, que no deje a nadie atrás, ha contado con una introducción a cargo del economista José Moisés Martín, quien ha subrayado la importancia de incorporar en el contrato social a todos los actores a los que implica, considerándolos interlocutores válidos: “si no están representados en el concurso de intereses que tenemos que pactar en el nuevo contrato social este va a ser cojo, insuficiente e insostenible”.

Tras dichas consideraciones preliminares, han participado en el diálogo Ricardo Ibarra, de la Plataforma de Infancia, Catalina Perazzo de Save de Children, Ximena Zambrana, miembro de Regularización Ya, Joan Coscubiela, director de la Escuela de Trabajo de CC.OO., el exsecretario de Estado de Empleo Juan Pablo Riesgo, y Lola García, joven representante del Consejo Crítico de El Día Después. El debate ha girado en torno a dos grandes colectivos que actualmente se han quedado fuera del contrato social imperante: los menores y las personas migrantes. Con respecto a los primeros, en el diálogo se ha destacado la gravedad de la pobreza infantil en España, que afecta a un tercio de la población y, sin embargo, debido a la falta de voz de sus protagonistas, no recibe la atención mediática y social que debería, acorde con su gravedad. En este sentido, durante el diálogo se ha recordado que los niños y niñas no son objetos de protección sino sujetos de derechos.

Al hablar de las personas migrantes, se ha denunciado la situación de todas aquellas personas para las que ciudadanía y nacionalidad no coinciden. En la conversación se ha señalado la importancia que el trabajo tiene para poder transitar hacia una integración efectiva, pero también la importancia de reforzar los espacios de ciudadanía social (ocio, deporte, cultura, participación social) en los que se favorece la convivencia inclusiva.

Para poder construir un contrato social y una sociedad inclusiva, tenemos que hablar de un grupo de la sociedad que vivimos todos los días, estamos aquí y somos parte de todo esto y no tenemos forma de participar de la toma de decisiones, ni siquiera de las decisiones de política pública que nos afectan directamente.

– Ximena Zambrana

El contrato global

Para profundizar en la dimensión global del nuevo contrato social se han planteado dos diálogos consecutivos.

En el primero de ellos, los científicos Josep María Antó, de ISGlobal, y Fernando Valladares, del CSIC, han dialogado sobre acción climática y salud global con Marta Pedrajas, del Dicasterio Vaticano de Desarrollo Humano Integral y Lara Padilla, miembro del consejo joven de UNICEF y del panel de expertos de la Asamblea Ciudadana para el clima.

Durante el diálogo se ha debatido sobre la importancia de integrar en el contrato social retos de carácter global como la crisis climática y la salud planetaria, que implica mejorar la salud de las personas sin amenazar los límites del planeta. Todo ello sin olvidar los derechos de las personas más vulnerables y olvidadas: lo que la encíclica Laudato Si define como responder “al grito de los pobres y al grito de la Tierra”. También se ha recordado que la solución a estos retos complejos es social y política, no tecnológica o científica, y que en ella deben integrarse nuevas formas de participación que conviertan a la ciudadanía en protagonista y tomadora real de decisiones.

Definir el éxito como crecimiento es lo que nos ha traído hasta aquí (…). Es mucho más fácil encontrar un propósito común entre países, sociedades o niveles económicos cuando se habla de felicidad o de bienestar subjetivo que cuando se habla de producto interior bruto.

– Fernando Valladares

En el segundo diálogo sobre el contrato global, la conversación se ha focalizado hacia la colaboración entre Europa y América Latina y el Caribe. En ella han participado representantes de organismos multilaterales como Luis Felipe Calva, del Banco Mundial, Leire Pajín, de la Fundación EU-LAC, REDS-SDSN e ISGlobal, Javier Niño, de la Comisión Europea, y Javier Gavilanes, del Programa de cooperación triangular de la Unión Europea “Adelante 2”. Todos ellos han coincidido en la importancia de poner a la persona en el centro de cualquier actuación y han definido la relación entre Europa y América Latina como un claro ejemplo de espacio de oportunidad, muy por encima de posibles obstáculos o dificultades. Los valores que ambas regiones comparten se refuerzan por nuestro pasado común pero, sobre todo, son los cimientos de nuestro presente y nuestro futuro.Durante la conversación, la joven activista socio-medioambiental brasileña Paloma Costa, asesora climática del Secretario General de la ONU, ha puesto el contrapunto trasladando su experiencia de trabajo en el terreno, con comunidades indígenas y personas vulnerables, y ha urgido al resto del panel a impulsar más y mejores espacios de colaboración intergeneracional.

¿Cuánto tiempo necesitamos para estar realmente actuando juntos? ¿Por qué no hacer espacios de conversación, de intercambio, de implementación? Porque, hoy, no queda duda: las soluciones ya están siendo implementadas; lo que falta es activar, aumentar este impacto.

– Paloma Costa

El contrato global

Para profundizar en la dimensión global del nuevo contrato social se han planteado dos diálogos consecutivos.

En el primero de ellos, los científicos Josep María Antó, de ISGlobal, y Fernando Valladares, del CSIC, han dialogado sobre acción climática y salud global con Marta Pedrajas, del Dicasterio Vaticano de Desarrollo Humano Integral y Lara Padilla, miembro del consejo joven de UNICEF y del panel de expertos de la Asamblea Ciudadana para el clima.

Durante el diálogo se ha debatido sobre la importancia de integrar en el contrato social retos de carácter global como la crisis climática y la salud planetaria, que implica mejorar la salud de las personas sin amenazar los límites del planeta. Todo ello sin olvidar los derechos de las personas más vulnerables y olvidadas: lo que la encíclica Laudato Si define como responder “al grito de los pobres y al grito de la Tierra”. También se ha recordado que la solución a estos retos complejos es social y política, no tecnológica o científica, y que en ella deben integrarse nuevas formas de participación que conviertan a la ciudadanía en protagonista y tomadora real de decisiones.

Definir el éxito como crecimiento es lo que nos ha traído hasta aquí (…). Es mucho más fácil encontrar un propósito común entre países, sociedades o niveles económicos cuando se habla de felicidad o de bienestar subjetivo que cuando se habla de producto interior bruto.

– Fernando Valladares

En el segundo diálogo sobre el contrato global, la conversación se ha focalizado hacia la colaboración entre Europa y América Latina y el Caribe. En ella han participado representantes de organismos multilaterales como Luis Felipe Calva, del Banco Mundial, Leire Pajín, de la Fundación EU-LAC, REDS-SDSN e ISGlobal, Javier Niño, de la Comisión Europea, y Javier Gavilanes, del Programa de cooperación triangular de la Unión Europea “Adelante 2”. Todos ellos han coincidido en la importancia de poner a la persona en el centro de cualquier actuación y han definido la relación entre Europa y América Latina como un claro ejemplo de espacio de oportunidad, muy por encima de posibles obstáculos o dificultades. Los valores que ambas regiones comparten se refuerzan por nuestro pasado común pero, sobre todo, son los cimientos de nuestro presente y nuestro futuro.Durante la conversación, la joven activista socio-medioambiental brasileña Paloma Costa, asesora climática del Secretario General de la ONU, ha puesto el contrapunto trasladando su experiencia de trabajo en el terreno, con comunidades indígenas y personas vulnerables, y ha urgido al resto del panel a impulsar más y mejores espacios de colaboración intergeneracional.

¿Cuánto tiempo necesitamos para estar realmente actuando juntos? ¿Por qué no hacer espacios de conversación, de intercambio, de implementación? Porque, hoy, no queda duda: las soluciones ya están siendo implementadas; lo que falta es activar, aumentar este impacto.

– Paloma Costa

El contrato territorial

El último bloque ha abordado, a través de dos diálogos, la transición ecológica de ciudades y territorios como una oportunidad para moldear la dimensión territorial del contrato social.

En el primer diálogo, Gloria Gonzalo, concejala del Ayuntamiento de Soria, Sergi Chimenos, socio de RocaJunyent, Federico Buyolo, director de innovación cultural de la Fundación Ortega y Gasset y Mercedes Molina, catedrática emérita de Geografía Humana (UCM) han centrado la conversación en los retos que afrontan las ciudades pequeñas y medianas, y los ámbitos rurales. Tras señalar que el crecimiento económico en España no ha ido acompañado de un desarrollo territorial equilibrado, generando desequilibrios internos, se ha recordado que la Agenda 2030 es una hoja de ruta plenamente válida para perfilar el contrato social territorial ya que se diseñó para poder ser global pero a la vez localizable, es decir, aplicable en municipios y territorios.

Los contratos sociales los firman los ciudadanos, no los firman las administraciones. Necesitamos una institucionalidad fuerte que permita, a través de la transparencia, la trazabilidad, la participación, la simplificación y la institucionalización de todas las normas, generar ese contrato.

– Federico Buyolo

El segundo diálogo de este bloque, y último de las jornadas, ha contado con representantes de ayuntamientos como Ana Oregi, de Vitoria-Gasteiz y Jordi Peris, de Valencia, y expertos en transición ecológica como María José Sánz, de BC3 y Julio Lumbreras, de la Universidad Politécnica de Madrid. La conversación ha girado en torno a los aprendizajes que la Misión Europea de adaptación al cambio climático (un instrumento de la Comisión Europea para acelerar la consecución de 100 ciudades europeas climáticamente neutras en 2050 a través de la integración de múltiples disciplinas) está ofreciendo a las ciudades participantes, y sobre cómo aplicar dichos aprendizajes a la construcción del nuevo contrato social. En este sentido, aspectos como la colaboración real y efectiva entre todos los actores para dar lugar a una inteligencia colectiva y la aceptación de la posibilidad de equivocarnos son dos grandes enseñanzas a incorporar.

Tenemos que ser capaces de desarrollar y experimentar nuevas formas de colaboración en y entre las ciudades para acelerar las transformaciones climáticas en términos de mitigación y anticipar las transformaciones en términos de adaptación.

– Jordi Peris

Los II Diálogos para el Día Después han concluido con unas palabras de Carlos Martínez, alcalde de Soria, en las que ha reiterado la satisfacción de Soria por poder acoger por segundo año estas jornadas y ha agradecido a las personas asistentes su participación y aportaciones.

El contrato territorial

El último bloque ha abordado, a través de dos diálogos, la transición ecológica de ciudades y territorios como una oportunidad para moldear la dimensión territorial del contrato social.

En el primer diálogo, Gloria Gonzalo, concejala del Ayuntamiento de Soria, Sergi Chimenos, socio de RocaJunyent, Federico Buyolo, director de innovación cultural de la Fundación Ortega y Gasset y Mercedes Molina, catedrática emérita de Geografía Humana (UCM) han centrado la conversación en los retos que afrontan las ciudades pequeñas y medianas, y los ámbitos rurales. Tras señalar que el crecimiento económico en España no ha ido acompañado de un desarrollo territorial equilibrado, generando desequilibrios internos, se ha recordado que la Agenda 2030 es una hoja de ruta plenamente válida para perfilar el contrato social territorial ya que se diseñó para poder ser global pero a la vez localizable, es decir, aplicable en municipios y territorios.

Los contratos sociales los firman los ciudadanos, no los firman las administraciones. Necesitamos una institucionalidad fuerte que permita, a través de la transparencia, la trazabilidad, la participación, la simplificación y la institucionalización de todas las normas, generar ese contrato.

– Federico Buyolo

El segundo diálogo de este bloque, y último de las jornadas, ha contado con representantes de ayuntamientos como Ana Oregi, de Vitoria-Gasteiz y Jordi Peris, de Valencia, y expertos en transición ecológica como María José Sánz, de BC3 y Julio Lumbreras, de la Universidad Politécnica de Madrid. La conversación ha girado en torno a los aprendizajes que la Misión Europea de adaptación al cambio climático (un instrumento de la Comisión Europea para acelerar la consecución de 100 ciudades europeas climáticamente neutras en 2050 a través de la integración de múltiples disciplinas) está ofreciendo a las ciudades participantes, y sobre cómo aplicar dichos aprendizajes a la construcción del nuevo contrato social. En este sentido, aspectos como la colaboración real y efectiva entre todos los actores para dar lugar a una inteligencia colectiva y la aceptación de la posibilidad de equivocarnos son dos grandes enseñanzas a incorporar.

Tenemos que ser capaces de desarrollar y experimentar nuevas formas de colaboración en y entre las ciudades para acelerar las transformaciones climáticas en términos de mitigación y anticipar las transformaciones en términos de adaptación.

– Jordi Peris

Los II Diálogos para el Día Después han concluido con unas palabras de Carlos Martínez, alcalde de Soria, en las que ha reiterado la satisfacción de Soria por poder acoger por segundo año estas jornadas y ha agradecido a las personas asistentes su participación y aportaciones.

Las organizaciones socias de El Día Después son:

Las organizaciones socias de El Día Después son:

Las organizaciones socias de El Día Después son:

El Día Después es una asociación basada en la reflexión y la acción que tiene como objetivo alcanzar un desarrollo sostenible mediante la transformación económica, social y medioambiental.

¡Suscríbete a la Newsletter!


Empresa beneficiaria de ayudas del programa «Fomento de la contratación en el ámbito de la Comunidad de Madrid» (línea «Contratación estable de personas jóvenes»), cofinanciado por la Unión Europea.

© El Día Después 2024 | by Marmarru Studio

¡Suscríbete a la Newsletter!

El Día Después es una asociación basada en la reflexión y la acción que tiene como objetivo alcanzar un desarrollo sostenible mediante la transformación económica, social y medioambiental.

Empresa beneficiaria de ayudas del programa «Fomento de la contratación en el ámbito de la Comunidad de Madrid» (línea «Contratación estable de personas jóvenes»), cofinanciado por la Unión Europea.

© El Día Después 2024 | by Marmarru Studio

El Día Después es una asociación basada en la reflexión y la acción que tiene como objetivo alcanzar un desarrollo sostenible mediante la transformación económica, social y medioambiental.

¡Suscríbete a la Newsletter!

Empresa beneficiaria de ayudas del programa «Fomento de la contratación en el ámbito de la Comunidad de Madrid» (línea «Contratación estable de personas jóvenes»), cofinanciado por la Unión Europea.

© El Día Después 2024 | by Marmarru Studio