Para Antón Costas, catedrático de Política Económica, “el contrato social es un pegamento invisible, un compromiso social, con partes explícitas e implícitas, que permite que la sociedad funcione de manera armoniosa”.
Costas señala que este contrato social -con una larga historia desarrollada por pensadores como Hobbes, Locke, Rousseau o Rawls- es un “pegamento” más necesario que nunca, “frente al disolvente que supone la desigualdad generada fundamentalmente por la redistribución del excedente que se genera en las empresas».